Un pregonero que portaba en ambas manos sendos estandartes engalanados con plumajes y tiras de papel In Tianquiz in Tecpoyotl -el que anunciaba el mercado- daba aviso, con su palabra y presencia, el día consagrado a esa actividad. La imagen espectacular y novedosa de los tianguis sorprendió a los conquistadores por la organización y la variedad de productos destinados al comercio. La esencia del México prehispánico conservó su lugar en la naciente Nueva España; uno de sus signos distintivos que perduran, para disfrute de todos, son los antiguos tianguis reglamentados a la manera indígena.
El día de plaza o "mercado mayor" sigue presente en nuestros días, sobre todo en el entorno cotidiano de la provincia mexicana. Hoy, como ayer, en algunos lugares el sistema de trueque continúa vigente; el intercambio como necesidad y disfrute de formas y colores se entreteje para que, al igual que en otros tiempos, la "plaza" sirva de vínculo a las comunidades. Este nombre se originó debido a que la celebración tenía lugar en los espacios abiertos que rodeaban a los principales edificios -religiosos y civiles-, y que a la usanza castellana recibieron ese nombre.
En la Mixteca de la costa, el mercado de Pinotepa Nacional es famoso por sus contrastes y la cantidad de personas que de diversas comunidades se congregan en él semana a semana. La región del Istmo cuenta con dos muy importantes: el de Juchitán y el de Tehuantepec, a cual más de concurridos y vistosos; en este último, los tamales de carne de iguana resultan para muchos un manjar irresistible. En la Mixteca alta son innumerables; el de Tlaxiaco siempre fue famoso, tanto como los de Huajuapan de León, Juxtlahuaca y el que se lleva a cabo en Putla y, por lo que toca a la sierra de Juárez, tanto el de Ixtlán como el de Guelatao son renombrados en esa zona. Visitar Oaxaca y conocer sus mercados es, sin duda, una experiencia inolvidable.
Mercado de Tlacolula |
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